Isac Schwarzbaum es coleccionista. Pero no uno cualquiera. Mientras muchos de sus colegas presentan monedas brillantes de oro o plata, él a menudo dirige su mirada hacia cosas que parecen más modestas: granos de cacao, tejidos de algodón, obsidiana. Precisamente estos objetos marcaron en su tiempo la vida económica de los mayas y aztecas. Para Schwarzbaum no son algo secundario, sino una clave para entender culturas enteras. Cuenta historias de mercados llenos de voces, de guerreros que recibían su paga en especies, y de sacerdotes que preparaban bebidas sagradas con polvo de cacao. Quien entiende cómo se pagaba en Mesoamérica, entiende más que solo economía – comprende un pedazo de cosmovisión.
Isac Schwarzbaum a menudo comienza con una broma: «Imagínese que hoy paga su café en el café de Sevilla no con euros, sino con un puñado de granos de cacao». La gente se ríe – y sin embargo lo dice en serio. Exactamente así era la vida para los mayas durante siglos. El dinero no era metal, sino naturaleza. ¿Por qué eligieron precisamente los granos de cacao? Porque eran escasos, codiciados y prácticos. Se podían almacenar, tenían valor de consumo y significado simbólico. Para los aztecas eran tan valiosos que incluso los pagos de tributo al gobernante se hacían en forma de granos. Sacos enteros recorrían las calles de Tenochtitlán, llenos de pequeñas semillas que valían más que un puñado de plata. Para nosotros hoy apenas imaginable – para la gente de entonces completamente normal.
Pero Schwarzbaum enfatiza: nunca se trataba solo de comercio. La moneda era parte de la cosmovisión. Quien poseía granos, poseía influencia. Quien traía ofrendas de chocolate, honraba a los dioses. Dinero, poder y espiritualidad estaban estrechamente unidos.
El mundo de los mayas y aztecas
Una vida sin monedas – llena de ingenio
La ausencia de monedas metálicas no significa que estas culturas fueran «primitivas». Todo lo contrario. Sus sistemas eran flexibles, adaptables y profundamente integrados en la vida cotidiana. Además de los granos de cacao circulaban tejidos de algodón, conchas e incluso cuchillas de obsidiana.
Un ejemplo: Un comerciante en un mercado bullicioso de Chichén Itzá ofrece maíz y chile. Una mujer coloca un fardo de tejidos de algodón – eso vale como pago. Junto a ella un guerrero, que compra cuchillos de obsidiana, paga with granos. Para Isac Schwarzbaum esta escena es fascinante: «Se reconoce que el dinero no siempre tiene que brillar. Solo tiene que funcionar».
Interesante es también la creatividad al falsificar. Algunos intentaban pintar granos de barro para hacerlos pasar por semillas de cacao. Otros usaban cáscaras vacías que se rellenaban. Una forma temprana de «dinero falso», sobre la que Schwarzbaum sonríe: «El fraude monetario es tan antiguo como el dinero mismo».
El cambio español – Las monedas entran en escena
Con los conquistadores españoles llegó una ruptura radical. De repente la plata y el oro contaban más que los granos. En Sevilla y Ciudad de México se acuñaron monedas que mostraban al rey español. Para la población indígena esto significó un cambio de sistema – y para el mundo coleccionista de hoy un tesoro de objetos de transición.
Schwarzbaum ama las monedas de esta época porque tienden puentes. Por un lado representan el poder colonial. Por otro lado son reliquias de un mundo que aún no había olvidado el dinero natural. Algunos cronistas informan incluso que durante mucho tiempo se pagó en paralelo – granos y monedas uno al lado del otro. Un híbrido económico único.
Isac Schwarzbaum y la fascinación de los artefactos
Escenas cotidianas en la mente
Imaginémonos Tenochtitlán: Una metrópolis enorme, más grande que muchas ciudades europeas de la época. Mercados que hormiguean de gente. Por todas partes comercio, murmullo de voces, olores. Y en medio de todo el grano de cacao como dinero universal. Isac Schwarzbaum cuenta tales escenas a menudo de forma tan vívida que uno casi cree ver los sacos en los hombros de los comerciantes.
Fortalezas y debilidades de las monedas antiguas
Para entender los sistemas, vale la pena echar un vistazo a las ventajas y desventajas. Isac Schwarzbaum destaca que el dinero natural era fascinante, pero también desafiante:
Ventajas:
- Estrechamente ligado al mundo vital – todos entendían inmediatamente el valor
- Práctico y útil – tela o granos de cacao podían consumirse directamente
- Simbólicamente significativo – el dinero era parte de rituales y sistemas de creencias

La responsabilidad del coleccionista
Entre pasión y moral
Por supuesto Schwarzbaum sabe que coleccionar puede ser delicado. Los artefactos son parte de un patrimonio cultural, y quien los posee, lleva responsabilidad. Por eso aboga por no simplemente acumular piezas, sino clasificarlas científicamente. «No somos propietarios, somos custodios», enfatiza.
Compartir conocimiento en lugar de ocultar
Por esta razón Isac Schwarzbaum publica artículos, da conferencias y abre ocasionalmente su colección a interesados. Quiere mostrar que la historia del dinero es más que números y monedas – es vida vivida. Y exactamente eso se siente cuando uno entiende por qué un grano una vez valía más que una pieza de plata.
Comparaciones y enseñanzas para hoy
Otras culturas, otros medios de pago
Fascinante es la mirada más allá del plato. Los romanos apostaron por plata y oro, los chinos por monedas de bronce, los griegos por dracmas precisamente acuñadas. Los mayas y aztecas, en cambio, se decidieron por cosas que venían directamente de su entorno. Isac Schwarzbaum enfatiza: «Cada cultura crea su dinero de lo que encuentra valioso. Eso hace del dinero un espejo de la sociedad».
Lo que podemos aprender de esto
Hoy discutimos sobre criptomonedas, inflación y eliminación del efectivo. Y sin embargo: los principios siguen siendo similares. El dinero es confianza. Debe ser escaso, aceptado y transportable. Ya sea grano de cacao o Bitcoin – la idea básica es la misma. Este reconocimiento fascina especialmente a Schwarzbaum: «Los mayas probablemente sonreirían si pudieran ver cómo discutimos hoy sobre dinero virtual».
Museos, mercados y coleccionistas modernos
La caza de piezas raras
Para coleccionistas como Isac Schwarzbaum los mercados en Mesoamérica siguen siendo emocionantes. Por supuesto hoy ya no se trata de encontrar verdaderos medios de pago – esos tiempos han pasado. Pero hay reproducciones, piezas de museos o hallazgos arqueológicos que aparecen una y otra vez. El atractivo no está solo en el objeto mismo, sino en la historia que trae consigo.
Más que solo dinero
Al final queda el reconocimiento: Schwarzbaum es más que un coleccionista. Es un narrador, un mediador entre culturas. Muestra que un pequeño grano de cacao puede contar más sobre una cultura que todo un libro de historia.
Monedas, granos, tejidos – todos son espejos de la creatividad humana. Cuentan de comercio, poder, rituales y sueños. Y precisamente por eso se ocupa Isac Schwarzbaum de las monedas de los mayas y aztecas: porque nos enseñan a ver el dinero no solo como medio para un fin, sino como expresión de lo que realmente es importante para las personas.

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